domingo, 22 de febrero de 2015

La Loca de la Casa – Rosa Montero

¿Una autobiografía? Quizás si, contada de forma diferente, historias de una vida, historias relacionadas con el oficio de escritor, historias contadas de esa forma que permite un café en un lugar tranquilo y sin prisas.

Y pensé: si tú supieras la cantidad de vidas distintas que puede haber en una sola vida…

La imaginación, la loca de la casa, como protagonista de los recuerdos, aquellos que forman parte del presente, aquellos que quizás no formaron parte del pasado

Un pensamiento independiente es un lugar solitario y ventoso.

Y la escritura, siempre presente, aquello que pasa por la cabeza de un escritor en los distintos momentos de un libro, de cuando solo es un proyecto, de cuando ya es una realidad, de un primer libro, de aquel libro mejor que los demás y de aquel que será uno más, de premios, de géneros literarios. Y también de periodismo, de las diferentes formas de escribir.

Con todo, sigo pensando que escribir te salva la vida.

Y si Rosa Montero está presente como escritora y disfrutamos de su oficio, como lectora nos lleva a deleitarnos con multitud de autores, con sus libros más famosos y con muchas anécdotas mucho menos conocidas: Goethe, Tolstoi, Cervantes, Truman Capote, Kafka, Herman Merville, una lista tan larga como las páginas de esta obra.

Y es que, ¿cómo puede una apañárselas para vivir sin la lectura? Dejar de escribir puede ser la locura, el caos, el sufrimiento; pero dejar de leer es la muerte instantánea.

Un libro con el que se disfruta del oficio de escritor y con el que los apasionados del oficio de lector encontrarán multitud de retazos para conservar.

Se escribe, pues, para aprender, para saber; y una no puede emprender ese viaje de conocimiento llevando previamente las respuestas consigo.

Y un consejo:
Y es que la muerte también es lectora, por eso aconsejo ir siempre con un libro en la mano, porque así cuando llega la muerte y ve el libro, se asoma a ver que lees, como hago yo en el colectivo, y entonces se distrae.

domingo, 8 de febrero de 2015

El horizonte - Patrick Modiano

Cuéntame algo… cumple un año, un blog que nació como memoria de la afición que me ha acompañado siempre. No he podido dedicar mucho tiempo a este estupendo proyecto, pero me ha permitido conocer a mucha gente con la que comparto afición y también muchos libros y autores, aunque la mayoría vayan incrementando mi lista de pendientes.
Qué mejor forma de celebrar el primer aniversario que con un Nobel, el último de literatura: Patrick Modiano, precisamente uno de los conocidos de este último año.

Y con El horizonte, una de sus novelas, aunque no con la que ganó el Nobel. El libro lo compré en una librería-café de la que oí hablar por la radio y que fui a visitar a la primera ocasión que tuve: La Fugitiva, en Madrid.

El horizonte es un libro que se desarrolla en París, escenario con el que es difícil equivocarse, no es el París turístico, sino el de los trabajadores de oficina, el de 9 a 5, un París de una época indeterminada, los 70 quizás. Y algún que otro salto en el tiempo cuando la memoria quiere recobrar aquello que tuvimos y que quedó atrás. Un libro que te lleva por la angustia de una de sus protagonista, Margaret Le Coz, y de Bossmans que nos cuenta cómo la conoció y como compartieron su tiempo y espacio por las calles de un oscuro y triste París.
Una historia de desarraigo,

Y siempre sucedía igual: llegaba a una estación a la que nadie había ido a esperarla y a una ciudad el nombre de cuyas calles no sabía. Nunca había vuelto al punto de partida. Y, por lo demás, nunca hubo punto de partida, como les sucede a esas personas que nos dicen que son oriundas de tal o cual provincia y de tal o cual pueblo y que vuelven allí de vez en cuando.

A veces dudaba tanto de sí misma que estaba dispuesta a poner de su parte para que los demás la aceptasen o dejasen de mostrarse hostiles.

Y una librería como escenario secundario en algún capítulo, y un libro como enlace de alguna de las historias que nos contarán.

Modiano, con sus calles de París, espero que vuelva a pasar por mis manos y yo por las páginas de sus libros. Un autor, que me recuerda a Paul Auster, uno de mis favoritos. Una historia más centrada en las vidas de los personajes que en lo que sucede realmente.